dimarts, 21 d’octubre del 2014

Después de tres grandes años, Miquel Blanchart deja de entrenar al SBR Open Team de Mataró. Con estas estas palabras me despido de un gran entrenador y mejor persona.

Junio de 2011. En unas sillas amarillas de la tienda SBR un chico joven habla ante unos aspirantes a triatletas. Explica el reto SBR, conseguir terminar un half IronMan con tan sólo tres meses de preparación. Se le ve buen chaval. Yo todavía no sé quién es, sólo que se llama Miquel Blanchart. Debe de ser un mago, porqué nos ve a todos capaces de conseguir el reto. Yo vengo del running y he hecho dos maratones pero mi experiencia en el triatlón es prácticamente nula.
Llego a casa y busco su nombre en Internet. Veo que es uno de los grandes a nivel nacional y que hace años que lidia grandes combates en el triatlón.
Tengo ganas de ponerme a sus órdenes. El primer día de entrenamiento es una pasada. Coro y un servidor como únicos alumnos de aquel futuro crack de la larga distancia. Faltan algunos compañeros que no han podido venir y él nos hace una clase magistral.


Recuerdo aquellos meses intensos, duros, con dificultades para compaginar familia, trabajo y dos entrenamientos diarios. Pero iba creciendo como triatleta con sus consejos y sus continuos ánimos cuando los entrenamientos se intensificaban, cuando hacía series de 1.000 m sufriendo como nunca. En paralelo él también iba creciendo como crack mundial y ganaba el campeonato de España y de Europa de media distancia.
Tres meses después yo terminaba mi primer half y conseguía un sueño que parecía imposible.

A partir de ahí la familia SBR se fue ampliando con nuevas incorporaciones. Y él hacía de padre de todos, a pesar de sus 27 añitos. Pero no sólo hacía de padre deportivo, también nos hacía de consejero, de psicólogo, de dietista, de médico ... ¿Cuántas veces me ha tenido que escuchar que si me duele aquí, que si quiero hacer esa prueba y me tienes que aconsejar. Incluso compartimos juntos algunas de las hostias que me ha regalado la vida y que pocas personas del equipo sabían. Había días que iba al entrenamiento por inercia, desmotivado. Pero él me animaba a seguir luchando por los objetivos que me había marcado al iniciar la temporada. Sus palabras eran de sabio, sus ánimos mostraban un gran amigo. El mundo del triatlón está viendo ahora con sus hazañas lo grande que es como deportista, pero muchos no saben que es aún más grande como persona.

Quizás él no quiere que explique lo que pasó en mayo del 2013, pero no me lo puedo callar. En el mismo fin de semana coincidían la Half de Calella y su debut en IM en Lanzarote. Yo llegaba a mi tercera media IronMan con muchas ganas, cargado de ilusión y con 8 meses de intensa preparación para poder terminar una prueba que el año anterior no pude disputar por la hospitalización de una persona querida. Aquel año tocaba disputarla y terminarla. Había pasado horas y horas entrenando como un loco.
 Llegaba en un buen momento de forma y, sobre todo, en un buen momento anímico. Mi mujer y mi madre venían a animarme. Pero todo se torció por unos problemas mecánicos de mi bici que me dejaron tirado en medio de la sierra del Montseny. Tardé 4 horas entre que me vinieron a buscar y llegué a Calella. La rabia y la impotencia que sentía se plasmaron en la crónica más cruda y triste que he escrito nunca, lejos de mis bromas habituales. Él lo leyó y al día siguiente en el entrenamiento, cuando todos lo estábamos felicitando por su gran segundo puesto en Lanzarote me regaló la camiseta de finisher que le habían regalado. Quedé petrificado. Que un gran triatleta te regale esto es como si Messi te regala la camiseta con la que ha ganado la Champions ...

  
No he sido tu alumno más aventajado, pero sabes que lo he dado todo en cada momento, en cada entrenamiento que hemos compartido. Son tantos momentos importantes que nos has regalado y tantas broncas (con cariño) que me has hecho que no me sé ver un martes a pistas sin ti, sin contarte mis problemas, sin felicitarte por lo que logras año tras año.
Pero tú ahora nos dirías que debemos seguir luchando por nuestros sueños y lo haremos. Y cuando podamos te lo enseñaremos.

Gracias Miguel por hacerme como soy, tanto a nivel deportivo como a nivel personal.

Tu amigo.

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